Pero a mar de Coruña. Es un olor suave, verde y fresco. Huele a alegría, a vivacidad, a verano. La arena impregna las plantas de los pies de las gentes. Adolescentes de quince años pasean mostrando sus cuerpos bronceados. Catorce de agosto, dos mil nueve. ¿Qué importa el año, la fecha, la hora exacta? Sólo diré que son las siete de la tarde; falta poco para que el sol se ponga y no se vislumbra ninguna nube en el cielo. Orzán, querido Orzán: cuna de recuerdos imborrables. Eres la imagen de una etapa esplendorosa, de una vida feliz. Momentos inolvidables entre el sol, el agua y la arena. He de decir que no hay un mar tan puro como el tuyo, un mar Atlántico sin fin... Un océano que parece que nunca, nunca, se acaba. Puedo observar el horizonte y no veo final. El azul del cielo y del mar no deja indiferente a los que pasean ante la playa urbana de la ciudad. La suave melodía de ''I'm yours'' susurra sensaciones agradables a los oídos de los jóvenes, que caminan cercanos al muro para que el sol caliente sus rostros y puedan ir al kiosko de las cuartas a comprar chuminadas... Es verano, no hay que estudiar y el hambre ruge dentro de las tripas cual gato enfurecido.
¿La receta para ser feliz? ¡La he encontrado!