martes, 30 de octubre de 2012

¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ❤

FELICIDADES MON AMOUR. 

Hoy es martes, 30 de octubre de 2012. El tiempo transcurre muy rápido, demasiado rápido... La verdad es que no me puedo creer lo veloz que vuela, insaciable, insensible, oprimiendo nuestra más bella y sincera libertad. Pero es así, y es lo que hay... No podemos luchar contra él, y debemos tener en cuenta que si el tiempo no pasase la vida carecería de atractivos.

Hace ya tres años y medio que nos reencontramos, cuando todavía eras una pequeña niña de trece años. Parece mentira, pero ya han pasado tres años y medio desde aquel 21 de marzo de 2009, un día que nunca olvidaremos y que siempre, siempre, querremos recordar con alegría, con felicidad plena. Porque aunque todo ha cambiado enormemente la esencia de la vida sigue siendo la misma: en el mundo sigue habiendo amaneceres, los niños siguen jugando en los parques y las gaviotas nunca dejan de volar hacia parajes olvidados. En otoño las hojas siguen cayendo de los árboles y La Coruña sigue tan bonita como siempre: el mar sigue transmitiendo a la ciudad una pizca de belleza sin igual, un pedacito de infinidad indescriptible. Así fue, así es y así será siempre.

Todas esas pequeñas cosas nunca cambiarán, y solo disfrutándolas conseguiremos alcanzar la más gratificante de las alegrías. Pero hay otros detalles que sí que cambian, que sí que han sufrido y sufren continuas modificaciones: nuestra amistad, como bien sabes, ha ido evolucionando progresivamente con el tiempo, y la verdad es increíble que a estas alturas de la vida sigamos siendo tan amigos, pues no sé tú, pero una de las cosas que más separa a las personas es la distancia. Y es que es en los momentos en los que dos personas están separadas cuando te das realmente cuenta de la realidad, de la existencia o no de sentimientos de cariño, de compenetración, de simple y desinteresada amistad. Porque es después de mucho tiempo, de pasar los mejores y peores años de nuestras vidas, la siempre complicada y contradictoria adolescencia, cuando realmente vemos quienes somos, a donde queremos ir... A quien queremos querer, a quien queremos. Después de no vernos en dos meses me doy realmente cuenta de la falta que me haces, de lo que te echo de menos y de lo mucho, mucho que te quiero.

La vida sigue, cual cuento inacabable, y el año que viene cursarás 1º de carrera y yo cursaré 2º. Puede que estés en Madrid, puede que no. Puede que la vida se nos haga más monótona, que sigan muriendo antiguas ilusiones en nuestros corazones y que a veces tengamos ganas de escapar a ningún sitio. También puede que disfrutemos con el simple olor de una colonia, con un tranquilo paseo bajo el sol o con un pequeño aperitivo mañanero. ¡Quién sabe! Vivamos el presente, el momento. Un momento en el que no estamos juntos físicamente, pero te aseguro que lo que más vale en esta vida es el poder de lo sensible, de las emociones no materiales. ¡Y qué importa no tenerte a mi lado! Te quiero, y eso basta.

Felices diecisiete Marina. Puede que te haga un regalo más acorde con la importancia de nuestra amistad, pero como acabo de decir hace unas líneas, considero que los detalles no materiales valen más que cualquier asunto meramente económico.

¡QUÉ UNA VEZ MÁS, FELICÍSIMO CUMPLEAÑOS QUERIDA






jueves, 25 de octubre de 2012

No soy de este mundo.

Volver a esa nube, a ese cielo, a esa luna. A ese mar cristalino donde el sol se refleja cada mañana, a ese lago alejado que acaricia las flores de aquel pequeño valle. Volver a esos montes, a esos ríos, a esas pequeñas dunas. A ese bosque lejano custodiado por ancianos y verdes cipreses. A ese océano repleto de arrecifes de corales, de olas gigantes y marineros perdidos. De islas desiertas y barcos hundidos.

Ya es otoño de nuevo, las aceras están repletas de hojas y en los parques se respira frío, mucho frío. Una sensación bella, parecida a la de mirar con nostalgia al puerto de la ciudad. Desde la ventana de aquel hogar, de aquella casa decorada en azul, verde y blanco. De día era un lugar vacío, pequeño, carente de atractivos. De noche se convertía en cuna de la sociedad, en paraíso de las melodías, de las risas, de los sueños. Todo cambiaba, se tornaba colorido, hermoso, brillante, increíble. No era el mundo que todos conocemos, era un mundo ideal. Se juntaban muchas cosas, esparcidas por el universo infinito y enlazadas por una cadena de indescriptibles sentimientos. Irremplazable, inalcanzable.

Cinco años. Seis. Siete y Ocho. Nueve, diez, once, doce. Trece. Todo cambia. Catorce, quince. Felicidad plena, alegría inolvidable. Dieciséis. Crisis existencial, subidas y bajadas, emociones. Diecisiete, recuperaciones, innovaciones, creatividad. 18. Nadie sabe que ocurrirá, que nos deparará la vida. Volver atrás, reencontrarse de nuevo. Con ella, con él. Con todo. Con cada respiro, cada palabra, cada minuto. Con cada sonrisa.




Volver, solo volver.


jueves, 18 de octubre de 2012

Y qué.

Sí, puede que me acueste tarde todas las noches, que la mayor parte de mi ropa sea de Inditex y que la música comercial me acompañe cada minuto de mi vida. Puede que la comida que más engorda se convierta en mi más dulce manjar, y que la bebida menos sana que existe me acompañe cada noche del fin de semana. Puede que me fije muchísimo más en personas bellas que en feas, y que el reggaeton sea el mayor pasatiempo de la noche. Puede que el cotilleo sea el más fiel amigo de cualquier monótona tarde, o que reírse de chonis y canis sea, sin duda, lo más fantástico del día. Puede que haya momentos en los que broncear mi piel y dar un paseo por la playa sea lo más gratificante. Puede que tarde mil horas en lavarme los dientes, la cara o el cuerpo. En hacer desaparecer de mi rastro las siempre odiadas, despreciables y anti-estéticas ojeras. Puede que lo superfluo no sea tan poco trascendental en la vida... La naturaleza, en sí, es lo más hermoso que existe por el simple hecho de no ser útil. Los ríos, los lagos, los árboles o las montañas se alían con la más hermosa creación humana que existe: el arte. Se alían con la música, la pintura, la literatura, el cine o la moda. Naturaleza y arte, belleza y brillantez.

Puede que solo me alegre con una simple sonrisa, o me entristezca con un incómodo silencio. Es probable que haya días en los que solamente necesite mirar al cielo, y observar el mar. Que solo necesite escuchar una historia, un relato... Viajar a un lugar perdido y a un tiempo pasado.


Es posible que el simple hecho de dejarme llevar por los sentidos me haga infinitamente feliz. Puede que no necesite moverme de un radio de 20 kilómetros cuadrados para poder alcanzar un indescriptible paraíso. ¡Y qué si soy un hedonista! No hace falta plantearse continuamente metas y objetivos, llegará un momento en el que el futuro le ganará la batalla al presente, y habrás perdido cosas que nunca jamás volverán. No lo permitas...


Sueña

jueves, 4 de octubre de 2012

Enorme.

Edificios interminables, rascacielos inacabables, avenidas que parecen no tener fin. Un delicado olor a cristalino e infinito océano atlántico, un mar tranquilo e inmenso a donde las olas no han querido o no han podido llegar. Ya ha amanecido, y el claro cielo azul se presenta acompañado de un sol radiante e invernal, que ilumina cada esquina de cada calle y deja su caluroso impacto en las mejillas de cualquier transeúnte. 

Pequeñas y grandes porciones de humo vuelan por el aire de la Gran Ciudad, consecuencia tanto del arte de fumar un cigarrillo como del frío aliento de cualquier individuo. Es noviembre, y bufandas y gorros se erigen como principales prendas para resguadarse de las gélidas temperaturas que marca el invierno neoyorquino.

Alegoría de la libertad, reina de los hombres. La Gran Manzana se encuentra defendida por su musa más leal, que pese al paso del tiempo conserva con entereza su penetrante mirada hacia el horizonte. Su expresión no es ni de simpatía ni de frialdad, si no de firmeza y claridad. Ha dedicado toda su vida a la defensa de la característica más importante del ser humano, y qué mejor manera de hacerlo que observando fijamente el gigantesco océano. Es una mirada de reflexión, de atención, totalmente desligada de autoritarismos represivos. Ella vigila el mar con libertad, pues no existe en el universo un lugar más libre que el océano. 

Nueva York queda atrás, a poca distancia y situado en un enclave privilegiado. Sus universales rascacielos compiten en belleza con la hermosura natural del pulmón de la urbe, el extenso y mundialmente conocido Central Park. Todas las nacionalidades del mundo confluyen en las largas avenidas del principal centro cultural y social que existe en la actualidad. La antaño pequeña villa decimonónica, que apenas era conocida por las principales potencias de la época, se ha convertido indudablemente en un enclave de referencia internacional.

Desde lo más alto del Empire State solo se respira paz y una indescriptible y maravillosa sensación de perfecta plenitud. Sigue haciendo mucho frío, pero el sol cegador se dedica a calentar las rojizas narices de los turistas y conciudadanos. El mar está al fondo. La estatua lo preside. Suena la música y se cierra el telón.

Y ahora es cuando me pregunto si puede haber en el mundo algo mejor que todo esto. Bienvenidos a América. No, mejor dicho, bienvenidos a Nueva York