sábado, 28 de abril de 2012

Nunca pensamos que llegaría.

Clases de geo en las que Taber nos manda callar. Risas máximas en inglés las últimas horas de los viernes. Cómodas conversaciones en latín aparentando que hacemos algo. Entretenidos debates en lengua que amenizan los minutos y las horas. Clases de filo en las que recuperamos el sueño perdido. Carcajadas en gallego a raíz del apellido ''Cácamo''...

Podría seguir escribiendo y escribiendo, pues desde el 16 de septiembre ha habido demasiados buenos momentos, multitud de pequeñas anécdotas que han hecho que 2º de Bachillerato fuese un curso llevadero dentro de lo que cabe. He pasado casi catorce años de mi vida en el colegio, y la verdad es que este último año ha sido uno de los mejores, por no decir el mejor. Sin la existencia de muchas personas esto no habría sido posible, así que doy las gracias a todos los que han sabido hacerme disfrutar en la etapa más agobiante de nuestra vida académica.

Gracias, 2ºC, por haber conseguido alegrarme en cada instante, en cada momento... He vivido diez meses a vuestro lado y a la mayoría de vosotros os conozco desde siempre, aunque este año ha sido realmente excepcional. Gracias a vosotros me llevaré allá a donde vaya un grato recuerdo de este singular colegio llamado Santa María del Mar.

Y no solo doy gracias a mi clase, si no a muchas personas que también han aportado algo para este difícil año transcurriera de la mejor manera posible.

GRACIAS. Un placer haber navegado con ustedes.

martes, 17 de abril de 2012

Por España.

Un país caracterizado por la permanencia dos inmaduros frentes ideológicos, que en lugar de juntar sus esfuerzos colectivos se dedican a desprestigiarse mutuamente, provocando que el sentimiento de unión patrio no esté presente en el conjunto de los ciudadanos. Donde el tópico de las dos Españas no es tan tópico, pues en casi cuarenta años no hemos conseguido superarlo. Una nación que se ampara en los nunca aconsejables extremismos políticos, simplificando la libertad de pensamiento y favoreciendo la aparición de posturas intolerantes y autoritarias. Un país donde la derecha tiene que ser monárquica y la izquierda antipatriótica. Donde unos utilizan la bandera rojigualda y otros la tricolor, por no olvidar a los defensores de la del águila de San Juan. Donde unos escuchan la Marcha Real y otros defienden el Himno de Riego. Donde se tilda de fachas a los que muestran públicamente su amor por la patria. Donde se profundiza en las heridas del pasado, echando continuamente leña al fuego en lugar de aprender de los errores. Un país dividido, en definitiva... Un país que dista de otras naciones en la que sus habitantes, por encima de la diversidad de opiniones (claramente rica y respetable) sienten como su natural individualidad encuentra su más pleno y esencial sentido en un concepto histórico, cultural, lingüístico y social llamado país. Nación, tierra... Un concepto llamado patria.

¿Es esta la imagen que queremos de nuestra España? Un país donde nadie defiende sus símbolos y donde echar la culpa a los demás y faltar el respeto a las opiniones ajenas está a la orden del día. Deberíamos replantearnos la situación, porque quizá nuestro día a día actual no difiere mucho de la crisis moral que hace poco más de un siglo asolaba nuestra más querida tierra. Sí, me estoy refiriendo a la crisis del 98, aquel acontecimiento tan criticado por notables escritores como Unamuno, Baroja o Valle-Inclán, que probablemente sea similar a lo que está ocurriendo hoy en día.

Quizá es hora de protagonizar una nueva regeneración. Ahora más que nunca, por encima de todas nuestras diferencias... Plus ultra.

 ¡Por España!

lunes, 16 de abril de 2012

Huir.

Cosas que se acaban. Que nunca volverán. Desaparecen con el paso del tiempo, con el fluír de los ríos. Se desvanecen en la fría espuma del mar.

Y puede que yo sea como uno de esos románticos decimonónicos que huyen de un mundo en el que la sentimentalidad individual tiene que luchar contra el poco atractivo poder de la razón. Es posible también que yo sea como uno de esos poetas modernistas que se refugian en la gloria de épocas pasadas y en un rico mundo sensorial y colorista, repleto de imágenes de joyas, castillos y palacios. Puede que no esté preparado para afrontar una realidad fría y monótona, siendo la muerte la última vía de evasión de un mundo donde lo bello nunca encontrará su más profunda y apasionada plenitud.  

Eso sí, hay algo claro: sin la vida nada sería posible. Lo bueno, los sueños, las aspiraciones, los anhelos... Son el resultado de una existencia, de una experiencia vital, de un camino temporal. Sin la imperfecta vida nada existiría, pues aunque nos permitiríamos el lujo de desconocer lo pernicioso tendríamos la mala suerte de no disfrutar de lo hermoso. No olvidemos que aunque la vida nos golpea con lo malo también nos sorprende con lo bueno. La vida es la vida. Es decir, lo es todo.

lunes, 2 de abril de 2012

¡Bienvenidos!

Mucho calor. Demasiado. Ni un atisbo de fresca y estimulante brisa estival se aprecia en el interior del lugar. Asfixiante pero atractivo. Bello.

Madera blanca. Azul, verde, naranja: coloridos cristales que saludan al indescriptible mar coruñés desde un cuarto piso. Una estampa enigmática, una imagen costera, marítima. Un hogar entrañable y ambicioso a la vez. Único.

Solo una original galería decimonónica funciona como entrada de la clara luz solar y del reconfortante aire coruñés. No hay más vanos en la casa que expulsen al sofocante bochorno interno... Únicamente un tímido patio. Es una morada antigua, singular, brillante.

Tras la original galería podemos observar un majestuoso comedor constituído por un armónico conjunto de elegantes muebles castellanos, el cual ha funcionado como centro de reunión familiar a lo largo de más de medio siglo. Los pedestales encierran numerosas obras de porcelana de Sargadelos, ejemplo del más puro arte cerámico de nuestra siempre querida y admirada Galicia.

Los techos del magnífico comedor y de la moderna sala de estar se encuentran adornados por elegantes lámparas de araña, lámparas que no serían nada sin el recuerdo de unas románticas y luminosas velas. Cuadros, fotografías, libros de historia y grandes obras de la literatura universal componen un espacio que ha ido evolucionando de mera residencia de la adinerada burguesía a escenario de la vida de nuevas generaciones actuales... Jóvenes influidos por una apasionante y contradictoria libertad, a menudo alejada de un indiscutible y universal orden natural. 

¿Y el resto de la casa? El espíritu de nuevas épocas ha configurado un nuevo marco hogareño, caracterizado por la simpleza decorativa y bastante alejado del barroquismo de antaño. ¿El resultado? Sería aventurado afirmar que la belleza ha desparecido, pero no podemos negar que resulta menos atractivo que la inigualable parte antigua del edificio.

Hogar, dulce hogar.