jueves, 29 de marzo de 2012

Una vez en un sueño.

Paseando por atractivos y nostálgicos rincones.
Un lugar inaccesible para el común de los mortales.
Hay que subir escalones.

Subir, andar, caminar, correr, esperar.
Buscando ideales que son eso, ideales. 
Pero nos hacen felices. 

¿Podéis esperarme? ¡Yo también quiero ir!
Escapan como si un guardia les persiguiera. Como si hubieran hurtado. 
Bajan después de que yo haya subido. Ridículo. 

Siempre he querido estar ahí. No sé por qué. 
Te he encontrado pequeña. ¡No huyas!
Bajaron la rampa, ¿tú también te vas? 

Les he perdido de nuevo.
¡Oh! He llegado a otro lugar. Sublime. Si no estuviera asqueroso.
Solo hay basura por toda la calle. ¡Deplorable! No hay más que suciedad.

¡Allá están! Me pregunto si sintieron la porquería del ambiente.
Lo dudo, creerán que es algo normal.

El mar está cerca. Siempre lo ha estado. 
Y ahora, ¿dónde estoy? Nadie lo sabe.
Extraños monumentos andantes.
Me rodean, no entiendo.

Asquerosidad irracional. Monstruosidad sin igual.
Belleza relativa.
Plenitud.
Círculos cíclicos.
Incertidumbre.
Extraño placer.

Un sueño.

sábado, 24 de marzo de 2012

Por encima de lo real.

Un cambio con respecto al pasado. Ruptura e innovación. Un lugar repleto de vegetación urbana. Con bancos y personas.
Hasta ahí lo verídico. ¿Y todo lo demás? Comienza donde acaban mis pies.

La caja china encierra la más sentida y maravillosa sonrisa. Hay huecos para la soledad dentro un espacio en apariencia infinito. Tiempos olvidados que han regresado para reactivar la esencia de algo que ya no debería existir. Algo que realmente ha desparecido, pero solo realmente. Fantasiosas fantasías que otorgan al ambiente una extraordinaria e inexplicable belleza, solo conocida a través del inabarcable y atractivo poder sensorial.

Nieva. El aire se desprende de la realidad dejando espacios vacíos donde nadie gobierna y la nada permanece. El solitario ambiente no es más que el resultado del continuo movimiento de la naturaleza, del cual sin duda es partícipe el ser de los seres. La transformación de su aparato auditivo en un destacado ornamento animal supone una asombrosa e increíble novedad. Un ciervo. Quizá un reno. Una sorprendete evolución.

Pero de pronto ese indescriptible mundo desaparece entre las sombrías tinieblas de lo desconocido, dejando paso a un universo quizá más complejo e incomprensible. Un nuevo y complicado mundo.

domingo, 18 de marzo de 2012

Algo más que una ciudad.

Las magníficas vistas desde los naturales jardines de la Maestranza. Nuestros sensibles ojos son capaces de observar un pedacito de tierra firme al otro lado del mar. Pero solo un poco... ¡Ya no es Coruña!

Coruña, el mar. Coruña y el mar, el mar y Coruña. Sería imprescindible una cosa sin la otra. Lo más bello está ante nosotros, ¿para que queremos más? Una fría pero agradable brisa impregna el ambiente diurno. El sol permanece en lo alto calentando los más recónditos y amplios rincones de la ciudad. Marzo o Agosto, la sensación es la misma. ¡Increíble!

Ella es una de las mejores compañeras del calor coruñés. La Solana, hogar de miles de ciudadanos que se deleitan con el agradable bronceo de sus cuerpos y un tranquilizante baño en la piscina, finalizando con el disfrute de una relajante y placentera ducha. El castillo de San Antón, su gran antiguo y carismático vecino, vigila las atractivas y azuladas aguas que casi convierten a La Coruña en una exótica y singular isla antlántica.  A su lado la moderna y elevada torre de control, la coloquialmente llamada ''torre H'', visible desde numerosos rincones de la urbe y puerta de uno de los más largos caminos que nos acercan hacia un deseado e inalcanzable horizonte: el dique de abrigo.

Continuemos paseando ante uno de los más fascinantes puertos de la siempre marítima y enigmática tierra gallega. Cada poco tiempo un enorme y exhuberante transatlántico se asienta en suelo coruñés, movido por la sana curiosidad de admirar la belleza de una hermosa ciudad como la nuestra. A su lado Palexco, espacio reservado a niñas que desean desprenderse de sus quince años y a jóvenes sin pelo a los lados que han decidido permanecer en dicha edad. Dentro Amura y Rocco, espléndidas cafeterías que congregan a la mayor parte de la juvenil sociedad coruñesa, convertiéndose a la llegada de la noche en agradables y lujosos centros de ocio y diversión. ¡Grata felicidad!

Al otro lado de la ciudad, la playa del Orzán y su consiguiente paseo marítimo conectan con el puerto coruñés gracias a la calle Real, constantemente animada y repleta de gente de todas las edades. Sobre todo de chiquillos de catorce años, familias y mayores. Las calles de San Andrés y Zalaeta no impiden llegar a la playa coruñesa por antonomasia, cuyo sano y agitado mar provoca sentimientos de dicha y satisfacción en el corazón de los más felices adolescentes. Cerca podemos ver unas singulares y originales columnas, vecinas del Matadero y puerta trasera del antiguo barrio de Monte Alto. Columnas decoradas por los pinceles de jóvenes y reivindicativos graffiteros que han encontrado en ese lugar un espacio para plasmar su innegable talento artístico. Poco queda ya para finalizar nuestro camino por algunas de las más importantes e imprescindibles zonas que componen el marco urbano de nuestra querida Marineda.

Poco queda.

viernes, 9 de marzo de 2012

Simplemente verano.

Puedo afirmar alegremente que el día se presenta sin ninguna sola nube en el cielo. Ha amanecido con un brillante y majestuoso sol, estrella de las estrellas. ¡Qué felicidad! Y pensar que algo tan simple y natural como la viva imagen de la luz puede determinar el estado de ánimo de cualquiera... Yo mismo no escapo de ello.

El olor a crema nivea de protección 25 (ideal para no quemarse) y el pegajoso tacto del más infalible bronceador (un inacabable aceite de coco) impregnan cada momento de cualquier día estival. ¡Quién podría borrar los largos paseos ante la playa y los tranquilos reposos esperando a que el sol caliente cualquie tipo de juvenil piel! Nadie que se haya sumergido en un mundo que no es el nuestro, un idílico paraje natural donde los peces son sus habitantes y los arrecifes de coral sus jardines.

Un espacio creado para proporcionar a los corazones humanos las más intensas y contradictorias sensaciones. ¡Imposible comparar el profundo movimiento de un oscuro mar embravecido con la monótona calma de un tranquilo oceáno recién despierto! Ningún ser humano ha podido a lo largo de la historia dominar el hechizo de hundirse en el más relajante universo que puebla la tierra. Es como escapar hacia un lugar desconocido.

Decían los románticos que había mil maneras de huir de la melancólica existencia, siendo la muerte el culmen de los cúlmenes. El espíritu de un joven rebosante de amor hacia el exótico y azulado mar ha visto en este lugar la verdadera forma de evasión de un mundo que no quiere ni puede aceptar tal y como es.

La playa, lugar deseado y ansiado para marineros y piratas, conforma el final de un camino que hemos recorrido sintiendo en nuestro cuerpo el espíritu del agua más reconfortante. Hemos llegado a nuestro objetivo, un espacio bañado por una blanca y fina arena que es la protagonista tanto de los más recónditos desiertos africanos como de las más lujosas playas hawaianas.

Sol, playa, mar... Verano. ¿Qué más se puede pedir?