lunes, 22 de octubre de 2018

Me veo en la necesidad de expresar un sentimiento de frustración abismal con la sociedad que nos rodea, y en nombre de la tolerancia y el respeto, para que algún día puedan reinar de verdad. Llevo un tiempo inmerso en continua ansiedad porque me está costando mucho comprender lo que me ocurre.
Perdí a mi padre a los siete años. He vivido toda la infancia bajo un espacio de sobreprotección y otra serie de problemas subyacentes. Siempre he sido, además, una persona de alta sensibilidad. Desde pequeño he sufrido un constante cuestionamiento de mi forma de ser: que si estaba siempre con chicas, que si era poco masculino, etc. Lo peor es que muchas veces de forma inintencionada, de gente cercana y querida. Estas críticas crueles a un niño, junto a la carencia de mi padre y la sobreprotección familiar me hicieron egocéntrico, de una forma patológica. Por supuesto, comencé a sentir atracción sexual por hombres, quizá como un reflejo de la necesidad de tener a un padre y como un intento por ver en otros hombres a un yo ideal, pues al real me hicieron no quererlo. Reprimí estos sentimientos por la intolerancia de una sociedad que únicamente vive de las etiquetas y la imagen. Todo este cúmulo de marcas provocó que me volviese obsesivo. Al darme cuenta de que había reprimido mi homosexualidad, creí haberme liberado al comenzar a aceptarme; aceptarme "relativamente". Porque eso es lo que nos venden, que te aceptes con tus cosas y punto. Que no vayas más allá. Que no intentes autorrealizarte. Debería estar feliz y pleno por aceptarme; pero no consigo ser yo mismo. Y mientras la sociedad carca estigmatiza todo y considera maricón a un hombre más sensible o alejado de los parámetros de "macho alfa", su contraparte, la sociedad progre, hace exactamente lo mismo: os agradezco mucho a todos los que os alegráis porque esté tratando ciertos capítulos de mi vida; pero parad un momento y ved si os sentís bien dando por sentado que por ser de una manera, debo ser homosexual por imperativo. Estoy aceptando algo que es producto de un trauma, y no me siento bien. Estoy peor que antes.
Con esto no quiere decir que critique a los homosexuales. Es que el tema es ese: estoy harto de etiquetarlo todo, de dividir a las personas por su raza, condición sexual, gustos, etc. Estoy harto de roles y estereotipos. Nos han educado en que los hombres deben ser de una manera y las mujeres de otra. Y en lugar de abrir el camino a la tolerancia, el feminismo, el LGTB y todo su entramado ideológico viene a reafirmar todavía más las discriminaciones; todos sois culpables de pensar que alguien es gay por ser amanerado, o de que alguien es lesbiana por ser varonil; es más, los supuestos movimientos de “liberación” enarbolan las diferencias de los no heterosexuales erigiéndolos como raza aparte y suprema. En esta sociedad bélica quien es hombre y dice sentirse mujer puede hormonarse y mutilarse para ser feliz, pero sin aceptarse tal como es; pero quien tiene tendencias homosexuales o dudas, o peor aún, pluma, tiene que salir a la fuerza del armario y aceptarse sí o sí. Las nuevas fuerzas del pseudoprogreso han inaugurado una nueva ideología, la de género, que se retroalimenta con los pensamientos reaccionarios multiplicando así los mecanismos de opresión de la libertad y la verdad.
Al final el tema es que nos han educado en que tener tendencias alejadas de lo establecido es perverso, y a la vez el intento por combatir este cerrazón viene apoyado por una frivolización de la vida: me ha molestado que cuando he dicho que creo que me siento homosexual muchos de vosotros lo dierais por sentando; me culpo también a mí mismo por volver a querer autoetiquetarme. Supongo que al final todo se trata de buscar una falsa sensación de seguridad y amarrarse a un rol identificativo que suplante tu auténtico yo; me encantaría no tener que andar hablando de estas cosas si la sociedad, tanto los retrógrados como la progresía, no utilizaran aspectos de la intimidad de las personas para armar un discurso de verdad absoluta y normas de conducta inquisitivas.
No pretendo parecer víctima de nada, simplemente estoy denunciando que se haya desnaturalizado lo más natural que existe en la vida: el sexo. Si hubiese sido capaz de aceptarme y vivir el sexo sin tabúes no hablaría de esto ahora; pero primero me he reprimido por culpa del pensamiento tradicional, y al final he terminado confundido, pretendiendo aceptar algo que creo que no va conmigo pero que, por dogma de fe para los progres, debo aceptar: o eres una cosa, o eres otra. Absolutismo puro y duro.
Ni heteropatriarcado ni androfobia. Basta ya de nombres e historias. Respeto a todos independientemente de lo que sientan. Un hombre no tiene por qué ser rudo, un gay no tiene por qué ser loca, un hombre sensible no tiene por qué ser gay. Tiene que ser, tiene que ser… creo que en esta sociedad hueca y superflua el “tener que” ha condenado al ostracismo a la idea de “ser”. Y sin el ser, no somos nada.
Me encantaría estar más feliz, pero la imposición conductual de la sociedad me ha confundido en exceso, y he dejado de ser muchas veces. Ahora tocará empezar a ser, sin más.